sábado, 2 de febrero de 2008

Un Idolo con Pies de Barro

Incuestionablemente, la "Biblia" para fanatizar a generaciones enteras de hispanoamericanos incautos induciéndolos a unirse a la causa fanática de la extrema derecha, desde México hasta Argentina y Chile, ha sido el grueso libro de Salvador Borrego Escalante titulado Derrota Mundial.

El eje central de la obra es la supuesta existencia de una fantástica "gran conspiración judía masónica comunista" para lograr el dominio mundial, y de ello no queda duda alguna con sólo ver el comentario sinóptico puesto en la parte trasera del libro por un tal M. Diaz (quien optó por inicializar su nombre escondiendo su verdadero rostro de la posteridad), comentario dentro del cual podemos leer lo siguiente:
La raza judía y la religión israelita son respetadas aquí como cualesquiera otras, y lo que en "Derrota Mundial" se exhibe es el avance de la conspiración marxista. Si los inventores de esta doctrina y sus principales propagadores son judíos y forman un grupo político internacional, decirlo no es "antisemitismo", sino hacer constar un hecho histórico.
El título del libro, "Derrota Mundial", resume la propaganda según la cual la derrota de la Alemania Nazi, lejos de ser un triunfo logrado a costa de un sacrificio extraordinario, fue una derrota no sólo para los Nazis alemanes sino también para el mundo entero, y lo ideal según esta tesis hubiera sido que Hitler hubiese triunfado imponiendo el Nazismo sobre el continente europeo para utilizarlo como plataforma para extender el Nazismo hacia el resto del mundo, incluído México. Los adherentes de estas teorías estrafalarias, traidores natos a los intereses de sus propios pueblos, incluído el pueblo de México, gustosos le habrían abierto las puertas de su país a los invasores alemanes y se habrían convertido en los mejores colaboradores de ellos de haber podido hacer tal cosa, y gustosos lo harían hoy mismo si pudieran y fuesen otras las circunstancias históricas. Pero como el Nazismo fue derrotado en Europa, han tenido que conformarse con mantener viva en las tinieblas de la clandestinidad la llama de un neo-fascismo peligroso que amenaza gravemente en estos momentos con volver a encender el planeta si no es detenido a tiempo.

De importancia toral para todos los investigadores del fenómeno de la conjura ultraderechista nacida en Guadalajara que culminó con la creación de la clandestina Organización Nacional del Yunque, es la lectura del prólogo puesto en el libro, así como del personaje que elaboró dicho prólogo. Por ello, dicho prólogo se reproducirá aquí intacto. Pero antes de dar lectura al mismo, es importante hacer algunas advertencias y aclaraciones sobre varios párrafos que irán apareciendo en dicho prólogo.

El autor del prólogo en el inicio del mismo hablará de "los enemigos del poderío alemán". Esta debe ser tomada como una referencia directa a todos los judíos, masones y comunistas que supuestamente forman parte de "la gran conspiración judía masónica comunista mundial". Hablará también del "bando que controla las comunicaciones mundiales", porque desde que el fraude literario Los Protocolos de los Sabios de Sión fue publicado en Rusia, la tesis de "la gran conspiración judía masónica comunista" se apoya en la enclenque y burda teoría de que todas las comunicaciones mundiales están controladas por judíos (¿significa esto que los Azcárraga, los dueños de Televisa, con quienes los ultraderechistas Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara no tienen ni han tenido jamás rencilla alguna, han sido todos ellos judíos, sin exceptuar ninguno, incluyendo a Lolita Ayala, Joaquín López-Dóriga, y muchos otros como ellos, al igual que Ricardo Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca?). Hablará de "la audacia para mentir" de los judíos "controlan las comunicaciones mundiales" y de su habilidad para "engañar a la opinión mundial". El prólogo resume en buena medida el modo de pensar y de sentir de la extrema derecha de núcleo duro encarnada en varios de los sujetos más amorales que ha producido el continente americano. El prologista habla también de "el monstruo anti-cristiano" en alusión a todos los judíos del orbe cuyo único interés supuestamente es desaparecer al cristianismo, ignorando el hecho brutal de que el mismo Hitler terminó enviando a varios sacerdotes católicos a los campos de exterminio de donde ya no regresaron con vida.

El prologista, abrazando en su totalidad la propaganda ultraderechista forjada por Salvador Borrego en colaboración plena con quienes estuvieron desde un principio detrás de Salvador Borrego en la producción de semejante monstruosidad propagandística, califica al libro "Derrota Mundial" de "iluminado y profético", un libro en el cual según él se revelan los pormenores de "la conjura tremenda", clara e inconfundible alusión a "la gran conspiración judía masónica comunista".

A continuación se reproduce el prólogo a la segunda edición del libro "Derrota Mundial", puesto en la edición de los 5 mil ejemplares del libro aparecida en Marzo de 1955:

PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION

La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un mexicano de la nueva generación, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.

Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las guerras modernas se desarrollan tanto en el frente de combate como en las páginas de la imprenta. La propaganda es una arma poderosa, a veces decisiva para engañar a la opinión mundial. Ya desde la primera guerra europea, se vio la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones enteras que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales.

Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos hayan llevado a participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es el espectáculo que todavía siguen dando algunos "intelectuales" nuestros, cuando hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuído a deshonrar, y procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.

"Durante años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a preveer".

La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan valientemente descubriera.

Ya no es solo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de "desintegración definitiva".

Y el monstruo anti-cristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa deMendes-France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas.

El caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de Solimán, que degollaba cristianos dentro de los templos que habían levantado para su fe. El conflicto de la hora es otro de los momentos angustiosos y cruciales de la lucha perenne que tiene que librar el cristianismo para subsistir.

En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.

La difusión del libro de Borrego es del más alto interés patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos, nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó al cristianismo de la invasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjuración de luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos. La lucha ha de costarnos penalidades sin cuento. Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la historia, que son de acción y sacrificio.

La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente implacable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según advierte la profecía.

Febrero de 1955.

De este modo, la total adherencia del prologista a las doctrinas promulgadas por la extrema derecha es algo que está fuera de toda duda. De haber nacido en Alemania, seguramente habría sido uno de los mejores colaboradores que Hitler podría haber tenido a su servicio en su causa desquiciada. Falta tan sólo aclarar de quién se trata. Nos falta tan sólo documentar aquí el nombre del prologista.

El prologista en cuestión es nadie menos que José María Albino Vasconcelos Calderón, mejor conocido como José Vasconcelos:





Sí. Se trata del famoso "Maestro de la Juventud de América". Y no se trata de ningún homónimo. Es el mismo famoso personaje, tan homenajeado, tan festinado, tan celebrado en esos mismos medios de comunicación mundiales que la propaganda ultraderechista todavía nos quiere hacer creer a todos que están controlados por agentes al servicio de "la gran conspiración judía masónica comunista".

Es hecho histórico incontestable el que, desde antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, José Vasconcelos ya había manifestado profundas simpatías por el régimen Nazi de Alemania. De ello dan evidencia sus participaciones en la revista Timón. Nunca ocultó su admiración por el dictador alemán cuando estaba ascendiendo, y Vasconcelos hubiera honestamente deseado con todas las fuerzas de su corazón un régimen en México idéntico en muchos respectos al que estaba construyendo Hitler en la cada vez más nazificada Alemania.

Pero más importante aún es el hecho de que cuando José Vasconcelos elaboró el prólogo a la obra cumbre de su estimado colega ultraderechista Salvador Borrego lo hizo en febrero de 1955, o sea diez años después de que terminara la Segunda Guerra Mundial, cuando las atrocidades ocurridas en los campos de exterminio Nazis en Europa estaban plenamente documentadas y hechas del dominio público. No lo detuvo en lo más mínimo la magnitud del holocausto judío llevado a cabo una década atrás, y antes bien al "endosar" el libro de Salvador Borrego abrazó las estrafalarias teorías revisionistas que todavía el día de hoy pretenden "limpiar" la imagen de Hitler presentando al terrible holocausto judío como un cuento de hadas. Cuando José Vasconcelos apadrinó al libro cumbre del máximo expositor de la extrema derecha mexicana, sabía muy bien lo que estaba haciendo, estaba en plena posesión de sus facultades mentales. No hay excusa ni justificante que se pueda argumentar a su favor. Y cuando José Vasconcelos murió cuatro años después de haber prologado al libro de Salvador Borrego, murió sin retractarse de lo dicho, siempre le sostuvo su apoyo hasta el final de sus días. Es por ello que los vanos intentos históricos llevados a cabo para "lavar la imagen" de José Vasconcelos argumentando que Vasconcelos repudió al Nazismo alemán al enterarse de las barbaridades incurridas por las animalizadas hordas al servicio del Tercer Reich resultan pueriles. La cruda y descarnada realidad es que José Vasconcelos, muy celebrado como uno de los "grandes sabios de México", murió convencido hasta la médula de sus huesos en todas las mentiras propaladas por la propaganda Nazi y neo-Nazi; y no sólo ello, sino que también para él la derrota de Hitler fue una "derrota mundial", como si el mundo entero y sobre todo México hubiese tenido realmente algo que ganar con el triunfo absoluto y total de las hordas Hitlerianas sobre las fuerzas aliadas.

Entonces, ¿cómo explicar el mito construído en torno a José Vasconcelos? ¿Cómo justificar el que se haya estado elevando por tanto tiempo a tan alto pedestal a un ídolo con pies de barro? La razón es muy sencilla: las fuerzas con las cuales se alió han estado involucradas en varios frentes creando y forjando al través de los años una leyenda en torno a José Vasconcelos lavándole su pasado, creando y forjando un José Vasconcelos que en realidad nunca existió, creando un mito, una leyenda completamente alejada de la realidad. Esta ha sido una labor no de semanas o meses, sino de varias décadas, abarcando un espacio histórico de medio siglo, tiempo suficiente para que la repetición de una mentira una y mil veces termine convirtiéndose en realidad, tal y como lo enseñara el verdadero maestro de propagandistas, Joseph Goebbels. La muestra más reciente y clara de ello es el haberle dado a la costosa megabiblioteca construída en la Ciudad de México el nombre de José Vasconcelos (la cual por cierto tuvo que ser cerrada en Marzo del 2007 por numerosos defectos de construcción que comenzaron a aflorar al poco tiempo de haber sido inaugurada, habiendo detectado la Auditoría Superior de la Federación 36 irregularidades graves que llevó a la ASF a pedirle al Congreso fincarle responsabilidades a varios funcionarios) habiendo tantos otros nombres de personajes históricos con mucho mayores méritos tales como el Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla y Sor Juana Inés de la Cruz, homenaje vasconcelista llevado a cabo a instancias del pro-Yunquista Presidente de México Vicente Fox cuyas propias ligas y lazos de amistad con gente del núcleo duro de la ultraderecha están ampliamente documentados. Y entre quienes han estado muy activos en el forjamiento del mito en torno a José Vasconcelos se cuentan precisamente los grandes zares de la ultraderecha radicados en la ciudad de Guadalajara. Para ellos él siempre fue y sigue siendo uno de sus más grandes ídolos, y el día de hoy hemos documentado aquí las razones del por qué.

Pero esto no es todo. La misma Universidad Autónoma de Guadalajara, en su propaganda "abierta", se ufana de que José Vasconcelos llamó a la Autónoma de Guadalajara "el milagro cultural de América". ¿Y cómo no habría de serlo para José Vasconcelos, habiendo servido esta institución para mantener encendida en la clandestinidad la antorcha de la extrema derecha que se apagó en Europa el mismo día en que Hitler cobardemente se quitó la vida para no tener que responder ante nadie por sus viles actos y por todas las atrocidades cometidas en su nombre? En la Autónoma de Guadalajara le tienen puesta a José Vasconcelos una escuela preparatoria que lleva su nombre. Siempre hubo una estrecha unión entre José Vasconcelos y la Universidad Autónoma de Guadalajara, y hoy podemos dar por hecho las razones de ello. Independientemente de algunos méritos que haya tenido, el acendrado ultraderechismo de José Vasconcelos expuesto por su propio puño y letra debe ser considerado la verdadera y principal razón por la cual siempre tuvo y sigue teniendo aún muerto la lealtad y la admiración incondicional de la sociedad neo-Nazi secreta "Tecos" de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Y a su vez, el acendrado ultraderechismo de los fundadores de la sociedad neo-Nazi secreta "Tecos" de la Universidad Autónoma de Guadalajara debe ser considerado como la verdadera y principal razón por la cual esta cuestionable institución "educativa" siempre tuvo la lealtad y amistad incondicional del "maestro" de la "juventud de América", el mismo que la llamó "el milagro cultural de América", título que posiblemente también el mismo Hitler le habría dado a la Autónoma de Guadalajara de haber sabido lo que estaba ocurriendo y lo que sigue ocurriendo en estos momentos tras sus muros.

Lo verdaderamente irónico, por no decir contradictorio, es que el increíblemente cínico José Vasconcelos haya estado hablando sin cortapisas acerca de lo que él siempre llamó "la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable", siendo que él mismo estuvo avalando avalando hasta el final de sus días un revisionismo histórico basado en gran parte precisamente en la mentira y el engaño.

Queda una interrogante terrible que no ha podido ser contestada: ¿Estaba José Vasconcelos enterado en los años cincuenta de los planes para diseminar en las tinieblas de la obscuridad las ideologías de la ultraderecha con la meta de instalar a la larga en México un gobierno paralelo secreto? ¿Estaba consciente de lo que se estaba urdiendo y tramando ya desde aquél entonces en la ciudad de Guadalajara? Vasconcelos no puede contestarnos esa pregunta porque ya es un cadáver, muy festinado y homenajeado por aquellos con quienes se alió, pero al fin cadáver. Y sus colegas ultraderechistas que le sobreviven no están en muy buena disposición para confesar algo tan terrible. Este es uno de los pocos secretos que aún les quedan a los zares de la ultraderecha mexicana, uno de los pocos secretos a los cuales Spectator no ha podido tener acceso. Pero considerando que José Vasconcelos murió aliado a la causa de ellos hasta el fin de sus días, hay muy buenas probabilidades de que Vasconcelos si estuviese enterado de la conjura gestándose en Guadalajara, conjura en la cual habría depositado grandes esperanzas y la cual explicaría el final de su prólogo en donde dice que "nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos", posiblemente anticipando la lucha que sería desatada por las fuerzas obscuras de la ultraderecha encubierta para tomar las riendas del poder polítido del país en sus manos, lo cual ha llegado a su punto álgido con la creación de la Organización Nacional del Yunque.

Es importante señalar que no es Spectator quien está bajando a José Vasconcelos de su pedestal. Es el mismo José Vasconcelos quien, de su propio puño y letra, dejó los elementos necesarios para desmitificarlo e igualarlo con gente de la calaña de Salvador Borrego y Julius Streicher. Y aunque sus apologistas aún reconociendo sus "pequeños desvaríos ideológicos" le atribuyen a Vasconcelos virtudes sin par, hay que recordar otros personajes históricos en la misma situación, como lo es el caso del Doctor Josef Mengele, el "Angel de la Muerte" del campo de concentración de Auschwitz, el "médico" infame famoso por sus experimentos en vivo sin anestesia llevados a cabo sobre seres humanos cuya única culpa fue haber caído en sus manos. ¿Sabían los detractores de Mengele que este doctorcito en realidad como médico era un médico muy competente, habiendo graduado con altas calificaciones de la carrera? Si hemos de aplicarle a Mengele las mismas consideraciones dadas a José Vasconcelos, pues habría que empezar a ponerle su nombre a varias escuelas de medicina.

Regresando al prólogo elaborado por José Vasconcelos, el verdadero José Vasconcelos, el ultraderechista mexicano endurecido y envilecido por el costal de las mismas famosas mentiras repetidas mil y una veces, no el mito creado con una falsa imagen restregada hasta el cansancio en todos los medios posibles por los agentes desinformadores al servicio de la ultraderecha, se debe suponer por lo que escribió Vasconcelos en su prólogo que Estados Unidos jamás debió haber entrado como partícipe activo en la Segunda Guerra Mundial, pese a la despiadada carnicería llevada a cabo sin aviso previo por el fascista Japón en contra de Pearl Harbor que causó incontables daños materiales y enorme pérdida de vidas humanas tanto entre la población militar como entre la población civil, simple y sencillamente porque abstenerse de responder era lo "moralmente justo y correcto" (al decir de la ultraderecha), como tampoco México debió haber participado jamás en la guerra contra la locura del Nazismo Hitleriano por las mismas razones pese al hundimiento injustificado de los barcos petroleros mexicanos Potrero del Llano y Faja de Oro a manos de submarinos alemanes Nazis operando en el Golfo de México. Haberse quedado cruzado de brazos pese a todas estas agresiones hubiera sido "lo correcto", en vez de dejarse llevar por "informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales" (léase "la gran conspiración judía masónica comunista"). Miente rotundamente José Vasconcelos cuando afirmó en su prólogo que las razones para países como Estados Unidos y México de entrar en el conflicto mundial se debieron a la lucha "por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia". Las agresiones de Pearl Harbor y el hundimiento de los buques Potrero del Llano y Faja de Oro no tuvieron absolutamente nada que ver con Polonia. De acuerdo con José Vasconcelos, si hemos de leerlo correctamente, el mundo entero, México incluído, se debería de haber quedado cruzado de brazos aguantando con estoicidad y abnegación todas estas agresiones, permitiéndole al Nazismo alemán y a sus aliados y colaboradores consumar sus megalómanos sueños de dominación mundial, sueños en los cuales José Vasconcelos seguramente habría tenido un papel importante de haberle dado el destino tal oportunidad.

Y en cuanto a Polonia, ya que tanto la menciona el prologista, está hoy mil veces mejor que como lo hubiera estado de estar controlando algún sucesor de Hitler los destinos de la humanidad. ¿Acaso no salió de la Polonia de la post-guerra un Papa extraordinario, el Papa Karol Woyjtila, el Papa Juan Pablo II, un Papa que fue testigo de primera mano de las incalificables barbaries y atrocidades cometidas por una horda de seres brutales y despiadados que siempre vieron al cristianismo y a la religión como un estorbo para sus planes? De haber sido ciertas las miles de patrañas inventadas por propagandistas como Salvador Borrego, el grupo clandestino ultraderechista Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, y su creación sublime la Organización Nacional del Yunque, los "comunistas marxistoides judíos" habrían matado a todos los sacerdotes católicos de Polonia, incluído Karol Woyjtila, y no habría quedado ni uno solo.

Y en cuanto a Vietnam, Estados Unidos perdió la guerra, se retiró, y el día de hoy Vietnam no es un país comunista, porque su guerra -en contra de lo que siempre afirmó la ultraderecha mexicana era "parte del gran plan de dominio mundial de la gran conspiración judía"- desde el principio hasta el final fue una guerra civil que desde el principio hasta el final debería de haber sido dirimida por los mismos vietnamitas. En Vietnam hay plena libertad de culto religioso para todos, incluídos esos "seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, que han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas", y en el Vietnam de hoy... ¡hasta florece el capitalismo! Y todo ello sin haber tenido que disparar una sola bala tras la retirada norteamericana. Entonces... ¿en qué quedaron los catastrofistas vaticinios de los ultraderechistas mexicanos, incluídos intelectuales neo-fascistoides como José Vasconcelos?

Pues, como siempre... en el canasto de la basura.

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Este trabajo derrumba en forma brutal con precisión quirúrgica uno de los grandes mitos a los cuales crecimos acostumbrados desde niños, el mito de Jose Vasconcelos, con apoyo documental incuestionable que no deja lugar a dudas sobre lo que se nos está tratando de señalar, y nos muestra de dónde nos viene realmente tanta desinformación. Las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos tienen pleno derecho de conocer la verdad histórica, por dolorosa que esta sea, tienen pleno derecho de saber quién estuvo de qué lado cuando se estaban decidiendo los destinos de México y del mundo entero. Una extraordinaria aportación histórica al acervo cultural de la nación poniendo a cada quien en el justo lugar que le corresponde, imposible de ignorar.

miércoles, 20 febrero, 2008  
Anonymous Anónimo said...

Concuerdo en su mayor parte con lo que aparece aquí en este documento. Como alguien que tuvo tratos personales y pláticas con Don José Vasconcelos en los últimos años de su vida, puedo dar fé de que Don José Vasconcelos jamás se retractó de haberle dado su apoyo a los escritos antisemitas de Salvador Borrego. Nunca manifestó remordimiento alguno por sus simpatías hacia este tipo de ideologías con las cuales tenía mucho más en común que lo que muchos mexicanos quisieran creer. Jamás dejó escrito o documento alguno firmado de su puño y letra repudiando su adhesión a la literatura de corte antisemita que nació y creció en México en la década de los cincuentas, misma década en la cual murió Don José Vasconcelos en 1959 y en cuyas exequias fúnebres estuve presente. Yo no lo voy a juzgar, eso no me corresponde a mí. Pero sí es importante dejar constancia de este hecho para conocimiento y beneficio de las nuevas generaciones, porque la verdad histórica es la que debe prevalecer antes que nada, no las justificaciones tardías y las opiniones sin sustento. Los errores que Don José Vasconcelos haya cometido en vida son lo que lo definen como humano, no como el mito que se ha construído en torno suyo. Sólo nos queda pedir por el descanso de su alma dondequiera que Don José Vasconcelos se halle en estos momentos.

domingo, 25 mayo, 2008  
Anonymous Anónimo said...

"Miente rotundamente José Vasconcelos cuando afirmó en su prólogo que las razones para países como Estados Unidos y México de entrar en el conflicto mundial se debieron a la lucha "por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia". Las agresiones de Pearl Harbor y el hundimiento de los buques Potrero del Llano y Faja de Oro no tuvieron absolutamente nada que ver con Polonia."



Spectator, deja de torcer el sentido del texto:
Dicha frase del prólogo no hace referencia exclusiva a los Estados Unidos o a México, pues sólo dice "el mundo creyó...", o sea que generaliza, pues el bando aliado se componía de varias naciones, y era el que, como afirma Vasconcelos, controlaba mayormente las comunicaciones.

Cierto que los ataques mencionados no tuvieron nada que ver con Polonia; pero también no es menos cierto que en sus discursos de entonces, el Presidente Roosevelt gustaba de excitar la psicosis bélica planteando un escenario de inminente peligro germano contra las democracias americanas, de ahí la alusión a " por la bandera de libertad y democracia".
Basta consultar algunos de sus discursos anteriores al 7 de diciembre de 1941, fecha del ataque a Pearl Harbor, para comprobar lo anterior.

Y lo de Pearl Harbor le serviría como su anhelado "Maine".


Y por favor publica todos mis comentarios, para no creer que también aplicas la purga selectiva.

José Antonio.

miércoles, 02 diciembre, 2009  
Blogger Spectator2006 said...

En relación al comentario enviado por un comentarista anónimo el 2 de diciembre del 2009:

La cita que está tomando el comentarista del prólogo del doctrinario fascista más importante de Salvador Borrego Derrota Mundial que dice "Durante años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a preveer", está tomada de lo mismo que aparece reproducido textualmente al pie de la letra por Spectator. Si la intención de Spectator hubiese sido torcer el sentido de algún texto, Spectator no habría metido íntegro el texto de dicho prólogo. Por otro lado, afirma el comentarista que en sus discursos de entonces el Presidente Roosevelt "gustaba de excitar la psicosis bélica planteando un escenario de inminente peligro germano contra las democracias americanas". ¿Y qué demonios tiene esto que ver con la invasión japonesa a Pearl Harbor? Como el comentarista parece no tener muchos conocimientos de historia mundial -algo sintomático de la pobre calidad educativa del sistema mexicano de educación pública que está siendo aprovechado por la extrema derecha mexicana para propalar sus falacias- Spectator le dejará de tarea al comentarista: (1) buscar y encontrar la fecha en la cual Hitler llevó a cabo la invasión a Polonia; esa fue la fecha en la cual empezó la Segunda Guerra Mundial, (2) buscar y encontrar la fecha en la cual los japoneses llevaron a cabo el bárbaro bombardeo de Pearl Harbor; esa fue la fecha en la cual Estados Unidos entró a la Segunda Guerra Mundial, y (3) comparar ambas fechas. El comentarista descubrirá que Estados Unidos no entró a la Segunda Guerra Mundial en contra de Alemania ni al siguiente día, ni a la siguiente semana, ni al siguiente mes, e inclusive ni al siguiente año de la vil invasión Nazi de Polonia. Por otro lado, el papel de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial ha sido ampliamente exagerado por los ignorantes de la Historia. La Alemania Nazi no perdió la guerra cuando los Estados Unidos fueron prácticamente obligados a entrar en ella, la guerra la perdieron los Nazis tras la derrota de Stalingrado. Después de la derrota de Stalingrado sólo había un camino para las tropas alemanas: hacia atrás. Y de hecho, si no hubiese habido invasión a Pearl Harbor, al no tener Estados Unidos una justificante para tomar parte de las hostilidades lo más seguro es que Rusia se habría apoderado de toda Alemania en lugar de conformarse con la mitad. El ingreso de Estados Unidos a la contienda, un ingreso que tan biliosamente critica Salvador Borrego, es lo único que salvó a una buena parte de Europa de terminar por completo bajo la órbita comunista. Sin embargo, no toda Europa habría sucumbido, ciertamente no después de la paliza que los finlandeses le pusieron a los rusos.

martes, 22 diciembre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

Spectator: No demores demasiado en publicar los comentarios de tus detractores porque haces dudar de la solidez
de tus argumentos; este comentario que consigno abajo, lo escribí hace más de dos meses, y hasta hoy 24 de diciembre de 2009, no lo veo publicado. Se conoce que sólo publicas lo que crees poder refutar y lo que aparentemente favorece a tus tesis; algo sintómatico de lo fraudulento de tu supuesto acervo.

Conviene que esto que sigue, también lo lean los comentaristas anteriores, sobre todo el despistado y dizque contemporáneo de Vasconcelos, Jaime Castrejón.

Tanto a ti como a ellos, les dejó de tarea la consulta de dicha fuente.

En el librito titulado: "En el ocaso de mi vida", edición de Populibros La Prensa de 1957, una recopilación de sus últimos artículos, José Vasconcelos menciona sobre el Nazismo y el anticristianismo de Hitler, lo siguiente:

Citando un texto de la escritora Dorothy Thompson, dice:

"Los nazis tenían una respuesta para redimir al mundo por medio de la sangre germánica. Los comunistas tienen una respuesta para redimir al mundo por medio del leninismo estalinista.
La única resistencia al nazismo, que llegó hasta el martirio voluntario, provino de los católicos y protestantes alemanes, para quienes el nazismo constituía una patente blasfemia."

Y aludiendo al entonces reciente régimen germano de la posguerra, menciona:

"Entre los funcionarios de ocupación ha habido muchos que son adoradores del Estado, o anticristianos activos, que consideran que el cristianismo es algo reaccionario.”

Y enseguida añade:

“Desde luego que eso era lo mismo que pensaba Hitler."

Spectator: Yo no veo aquí ninguna profesión de fe nazi, como tampoco la veo en el prólogo que citas.

Y otra cosa son las afirmaciones del dicho prólogo, de las que tuerces su sentido.


"De haberse salido con la suya los ultraconservadores de México, José Vasconcelos debería haber sido Presidente de México, y bajo él se habría vuelto..."

¡Puras especulaciones y delirios, propios de la mente febril y enajenada de quienes se hacen llamar Spectator!

José Antonio.

jueves, 24 diciembre, 2009  
Blogger Spectator2006 said...

Las afirmaciones que el comentarista José Antonio en su misiva navideña del 2009 le atribuye a José Vasconcelos con lo cual intenta borrar con unos cuantos párrafos lo que en vida hizo y dijo José Vasconelos en apología del Nazismo se estrella con un pequeño problema: En el prólogo al ideario ultraderechista Derrota Mundial, el manual de indoctrinamiento por excelencia utilizado para fanatizar a las juventudes latinoamericanas hacia el fascismo de corte Cristero forjado en los Estados de Jalisco y Colima, al hablar acerca del monstruo anti-cristiano José Vasconcelos no se está refiriendo al Nazismo. Se está refiriendo claramente a la desacreditada fantasía de la “gran conspiración judía-masónica-comunista”, la justificante favorita de Hitler para dar inicio a la invasión Nazi de Europa, la creación de los campos de concentración y el exterminio sistematizado de millares de seres humanos sin el beneficio de una defensa ante un tribunal de justicia.

Se está publicando ya en Blogger desde hace algún tiempo en el enlace

http://derrotamundial.blogspot.com

por parte de un ultraderechista antisemita que se hace llamar a sí mismo “ursus” el prólogo al voluminoso manual de indoctrinamiento neo-Nazi elaborado por Salvador Borrego, y a un lado del prólogo “ursus” reproduce orgullosamente una fotografía de José Vasconcelos, el hombre que avaló en vida todo lo que escribió Salvador Borrego en ese manual de indoctrinamiento. Y allí cualquiera puede comprobar por sí mismo que al hablar del monstruo anti-cristiano José Vasconcelos no se está refiriendo al Nazismo. Obviamente, el alucinado comentarista quiere tomar a Spectator y a sus lectores por idiotas. Y lo que avaló José Vasconcelos fueron una serie de patrañas, mentiras y falsedades históricas, algunas de las cuales están documentadas en los trabajos elaborados por la Alianza Estudiantil Prometeo.

¿Por qué mejor no dijo algo el comentarista sobre el verdadero José Vasconcelos cuando intentó pactar con el mismo Diablo? ¿Porque no lo sabía, o porque no quiere hablar de cosas como esa? Si no lo cree, Spectator le recomienda la lectura del libro “Ulises Criollo”, del mismo José Vasconcelos, editada por la Universidad de Costa Rica bajo coordinación del Maestro Claude Fell, y váyase a la página 1045 que es parte del análisis titulado “José Vasconcelos, Padre de los Bastardos” de Christopher Domínguez Michael. Esto se puede consultar también gratuitamente por Internet, cortesía de Google, en books.google.com.

Es muy posible que “ursus” haya sido indoctrinado por un Teco de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara, semillero de las sociedades secretas de ultraderecha que están asolando en estos momentos a México, ya que en su blog asienta: “Gloria a Salvador Borrego E. Llegará el día en que los pueblos de latinoamérica le rendiran en homenaje que se merece, desplazando los nefastos iconos marxistas judaicos como el del Ché Guevura, y ojo, no Guevara, pues ese "heroe del pobre" nacio en el seno de una familia burguesa judia de argentina.” Esto, desde luego, es otra de las burdas mentiras inventadas por la ultraderecha para abultar su propaganda. (Ernesto Guevara tiene ascendencia española, vasca, e irlandesa.) Y resulta que esta mentira nació precisamente en el seno de la Universidad Autónoma de Guadalajara, cuyos “historiadores” revisionistas hasta la fecha no han podido producir el documento necesario para sustentar tales afirmaciones. Ya ni siquiera tiene caso perder el tiempo tratando de averiguar de dónde pudieron haber sacado eso de “Guevura” si no fue en una borrachera. Como tampoco tiene caso perder el tiempo con los apologistas de Vasconcelos, a los cuales les interesa y les preocupa mucho más tratar de justificar la imagen que se tiene de José Vasconcelos que la terrible conspiración que está hoy en marcha en México a resultas de la literatura enajenante que Vasconcelos avaló en vida.

jueves, 28 enero, 2010  
Blogger BigBossAZF said...

Saludos al autor del blog.

coño... sólo tengo que decir que estoy sorprendido. Verá Vd.; cada vez que menciono sobre la relación del nazismo con Vasconcelos sus defensores dicen: ¡ah! Para ese entonces el maestro tenías problemas mentales; mejor no tomar en cuenta esos textos.

Gracias por hacer pública ésta información; ya que si bien Vasconcelos tiene sus meritos no hay que olvidar que también tuvo su 'dark side'.

¿Es cierto que tiene tomos de la revista timón? Les he buscado por toda la internet y varias librerías y bibliotecas y, como Vd. supondrá, no los he conseguido. ¿Habría alguna manera de que comparta tal información?

Un saludo y felicitaciones.

jueves, 08 abril, 2010  
Blogger Spectator2006 said...

En respuesta a la pregunta formulada por el comentarista BigBossAZF el 8 de abril del 2010:

Spectator de hecho tiene todos los ejemplares de la revista Timón excepto uno de ellos. Desafortunadamente, las fotocopias y el contenido de los mismos no pueden ser liberados aún porque ello podría dar indirectamente una pista hacia algunos de los colaboradores de Spectator (sólo unas cuantas personas en México poseen ciertos números de la revista Timón, y de entre esa lista reducida de personas saldrían los nombres de los colaboradores de Spectator que han suministrado dicha información), lo cual pondría en riesgo sus vidas al quedar identificados como colaboradores de Spectator convirtiéndose en blanco potencial de represalias a manos del tipo de gente que ha estado denunciando Spectator.

Si bien es cierto que el mismo gobierno de México se encargó de confiscar una buena parte de los ejemplares de la revista pro-fascista Timón de José Vasconcelos al entrar México en la Segunda Guerra Mundial como resultado del hundimiento de sus buques petroleros Potrero del Llano y Faja de Oro, la cruda realidad es que el resto de los ejemplares fue buscado y procurado para su destrucción precisamente por los mismos endurecidos fascistas de corte cristero mexicano que hoy pretenden limpiarle su imagen a José Vasconcelos, algo similar a lo que ocurrió con los campos de concentración de los cuales los Nazis trataron de borrar toda huella borrando con ello las huellas del crimen al darse cuenta de que Alemania estaba perdiendo la guerra. Es raro el criminal que acepta y reconoce su crimen, lo que no es raro es que otros igual de criminales que él intenten justificarlo recurriendo incluso a mentiras directas.

Posiblemente en algún futuro será posible difundir y compartir el contenido de toda la basura pro-Hitleriana que José Vasconcelos diseminó en México a favor de la Alemania Nazi. Hoy no es el momento, dada la gravedad de la terrible amenaza que tanto Spectator como otros han estado documentando y denunciando por todos los medios posibles.

jueves, 22 abril, 2010  
Anonymous Anónimo said...

Pobres los judios de mexico que tantos son,y la poblacion mexicana en general,por tantos misterios en la historia.Pero lamentablemente es algo que pasa en todos los paises del mundo.¿Quien sabe la verdad?...

miércoles, 02 enero, 2013  

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